Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la primera infancia por parte de sus progenitores.
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Universidad Católica de Cuenca.
Resumen
Child sexual abuse constitutes a severe violation of human rights that generates profound emotional consequences, especially when perpetrated by parents during early childhood (0–6 years of age), a critical developmental stage characterized by rapid brain growth and the consolidation of cognitive, emotional, and social skills. Any traumatic experience can alter the child's emotional regulation, attachment, and sense of safety. Victims of parental sexual abuse exhibit maladaptive emotional responses such as anxiety, persistent fear, irritability, withdrawal, affective lability, hypersensitivity to signs of threat, and difficulties in establishing secure attachments. These early manifestations can evolve into later disorders, including anxiety, depression, post-traumatic stress disorder, self-harming behaviors, eating disorders, and low self-esteem.
The family environment and the parental bond play a determining role. The quality of attachment and the presence of affective care can partially mitigate the effects, while negative parenting styles, parental dysfunction, and domestic violence increase the minor's vulnerability. Risk factors include a history of abuse in the parents, neglect, substance use, and adverse socioeconomic conditions.
This study, with a qualitative and descriptive approach, analyzes recent evidence on emotional manifestations and risk factors associated with sexual abuse in early childhood. The findings show that abuse perpetrated by parents not only generates immediate consequences but also compromises long-term emotional, cognitive, and social development, requiring early interventions, prevention strategies, and family support programs that foster resilience, integral well-being, and the protection of victims.
Descripción
El abuso sexual infantil constituye una severa violación de derechos que genera profundas secuelas emocionales, especialmente cuando es perpetrado por los progenitores durante la primera infancia (0-6 años), etapa crítica del desarrollo caracterizada por un rápido crecimiento cerebral y la consolidación de habilidades cognitivas, emocionales y sociales. Cualquier experiencia traumática puede alterar la regulación emocional, el apego y la percepción de seguridad del niño. Las víctimas de abuso sexual parental presentan respuestas emocionales desadaptativas como ansiedad, miedo persistente, irritabilidad, retraimiento, labilidad afectiva, hipersensibilidad ante señales de amenaza y dificultades para establecer vínculos seguros. Estas manifestaciones tempranas pueden evolucionar hacia trastornos posteriores, incluyendo ansiedad, depresión, estrés postraumático, conductas auto lesivas, problemas de alimentación y baja autoestima.
El entorno familiar y el vínculo paterno juegan un rol determinante. La calidad del apego y la presencia de cuidado afectivo pueden mitigar parcialmente las secuelas, mientras que estilos de crianza negativos, disfunción parental y violencia intrafamiliar aumentan la vulnerabilidad del menor. Entre los factores de riesgo se encuentran antecedentes de abuso en los padres, negligencia, consumo de sustancias y condiciones socioeconómicas adversas.
Este estudio, de enfoque cualitativo y descriptivo, analiza evidencia reciente sobre manifestaciones emocionales y factores de riesgo asociados al abuso sexual en la primera infancia. Los hallazgos muestran que el abuso perpetrado por progenitores no solo genera consecuencias inmediatas, sino que compromete el desarrollo emocional, cognitivo y social a largo plazo, requiriendo intervenciones tempranas, estrategias de prevención y programas de apoyo familiar que fomenten la resiliencia, el bienestar integral y la protección de las víctimas.
Palabras clave
Secuelas emocionales, primera infancia, abuso sexual
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